lunes, 9 de julio de 2012

Cerrando una puerta

Y van ya 4 meses aquí. No sabría decir todas las cosas que han pasado desde la última vez que escribí. Festivales, encuentros de herreros, pequeños viajes de fin de semana, múltiples churrascadas, salidas nocturnas, fiestas populares, un curro de dos semanas, cumpleaños y hasta teatrillos austriacos. Tengo la sensación de que ha ido evolucionando mi vida aquí, y sobre todo para bien. La vida te va dando lecciones, algunas de ellas que supuestamente ya las tenías aprendidas de antes, pero que llegan con matices y ambientes distintos por lo que en el fondo son lecciones diferentes. Me doy cuenta ahora, en este punto de mi vida, que cuando escribo es por esas lecciones, ese algo que me rompe la rutina me da la inspiración para hablar a través del lenguaje escrito. Porque en realidad no escribo esto para nadie, supongo que lo escribo para mí, aunque me gusta que la gente lo lea y opine sobre ello, es una de las maneras que tengo de aprender cosas en la vida. Y normalmente ese algo que me rompe la rutina en realidad es un alguien. Que tanto puede ser del pasado como del presente e incluso de un futuro del cual creías tener expectativas pero que en realidad, se trataba nada más que de una de esas utopías o sueños que tienes en mente y que se van quedando en el camino. Nunca jamás me he creado expectativas hacia mi futuro, porque normalmente cuando no se cumplen la decepción es muy grande y te crea ese estado de tristeza del que hace falta mucho tiempo para salir. Agradezco que me hayan enseñado a vivir en presente y que mi cultura sea la de vivir la vida y la de no crearme esas expectativas que te pueden amargar la existencia, pero a veces tienes pequeñas aspiraciones que te llevan a cometer errores, de los que no queda más remedio que aprender, para no volver a caer. Y cuando lo que te rompe la rutina es un alguien, eso no se puede controlar, pero sí que puedes aprender de ello. Por mucho que existan cien millones de personas que te den consejos sobre lo que debes hacer y lo que no, si pensar en frio o en caliente, si seguir instintos o no seguirlos, es algo que tienes que descubrir por ti mismo. Y si con ello tienes que cerrar una puerta para siempre y tirar la llave, hay que cerrarla, y elegir cuál es la siguiente que tienes que abrir… pero eso no te lo puede decir nadie. Tienes que ir allí y abrirla. Este es mi turno de cerrar la puerta, estoy tratando de cerrarla, escribir sobre ello me ayuda porque tiene algo que la atranca. Es una piedra bastante grande, empecé ya a picarla pero me da la sensación de que me va a llevar mas tiempo del que esperaba. Pero algo ha cambiado, he cerrado otras puertas en mi vida y probablemente con piedras mas grandes. Esta es diferente, la sensación al picarla es diferente, la sensación tratando de cerrar la puerta es diferente. Quizás es lo que dije antes, la lección aparentemente es la misma, pero con los matices en el fondo es completamente diferente.

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